miércoles, 25 de mayo de 2011

Mecanismos mentales

Doble
Hablamos de la doble función cuando la interacción entre A y B, la polaridad de A a B ofertan incentivos que buscan en él una dinámica mental que empieza a activar el diálogo interior consigo mismo. El papel de A es el que induce a B a cavar dentro de sí mismos cada vez más en lo profundo en busca de sentimientos, imágenes, sentimientos, que hasta ahora han  permanecido cerradas en su intimidad. La función de doble se expresa en la historia evolutiva individual. Aparece primero: una madre que es doble del niño, y es saber, "leer" las necesidades del niño para dar respuestas adecuadas a ellas. Pero no termina en los albores de la vida nuestra necesidad de ser doblados": aprender de nosotros en situaciones en las que sentimos la necesidad de alentar y ser alentados, auto-observarnos y auto reconocernos. La función de doble establece una situación empática, lo que favorece la apertura de la disponibilidad y reciprocidad en las relaciones interpersonales de comunicación. Una persona puede ser doble para otra debido a su capacidad para identificar, y cada uno de ellos puede ser el doble de sí mismo en la medida en que es capaz de hacer introspección.

Hablamos de “espejo” cuando tenemos una interacción capaz de producir una dinámica mental a través de la cual una persona tiene aspectos de sí mismo en las imágenes de su persona hechas por otros. Mientras que en el caso de dos personas enriquece la representación de sí mismo para dirigir la atención que, en el caso del espejo la persona ve por sí mismo cómo es percibido por los demás. Si bien la actuación como doble función se da al nacer, la función de espejo aparece más tarde, lo que requiere una estructura cognitiva que permita atribuir el origen del mundo interno y el mundo externo. Ese espejo se activa de forma natural en un grupo donde el comportamiento de cada uno de los componentes expresa también la percepción que tiene de los demás miembros. Durante un período de sesiones de psicodrama, por lo tanto, el momento de la fase de grupo es el más favorable para el juego en este tipo de función.

Gracias a la inversión de roles el actor toca la parte de otro, obligando de esta manera a mantener su "Yo-observador" descentrado constantemente de su "Yo actor",  por lo que este no actúa de manera independiente, actúa de acuerdo a una asignación (personaje). Él, cuando está inmerso en sí mismo, no puede evitar nuevas acciones espontáneas, en las cuales el observador debe ser consciente de esta riqueza. El valor de esto deriva precisamente de su capacidad para captar "nuevas verdades", sin disfrazarlas y lograr superar los bloqueos emocionales y cognitivos, que se sesgan hacia la cristalización del rol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario